viernes, 11 de marzo de 2011

Para buscar personas tras el terremoto en Japón

Tsunami de 1 metro en Okinawa; no habría afectados

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Portada del Okinawa Times - 2011.03.11

Después de las once de la mañana, nos tranquilizamos al saber que no había habido otro tsunami en Okinawa. Pero todavía resulta difícil localizar a muchas personas de otras prefecturas, como le pasa a nuestra amiga P. que desde esta mañana muy temprano está intentando una comunicación con Japón, para tener noticias de su hermano.
Esperamos que las réplicas no sean de tanta intensidad.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Red nikkei lgbt y/o q

A quien el azar ha traído a este blog:

Supongo que la  ley de matrimonio igualitario nos estimuló lo suficiente como para pasar a un estado de alerta y movilización. El tema ya está instalado. Sin embargo, siguiendo a Castoriadis, entre lo instituido y lo instituyente, tenemos para hamacarnos. Tal vez, sea por esa razón que se van tejiendo nuevas redes sociales en torno a la diversidad. También, el mismo día (si la memoria no me falla) en que el Congreso sancionó la ley, se creó en facebook una página llamada el Día de la Igualdad. Infiero que estamos coincidiento en lo que sería una equiparación jurídica, si tengo en cuenta el slogan de la campaña de la flgbt, que es jurídicamente impecable.
"Los mismos derechos con los mismos nombres"
Pero, nos consta, que los prejuicios dentro de nuestro entorno más cercano son desalentadores. La ley nos legitima, pero deja qué desear en lo que a usos y costumbres nos toca.

Ahora, qué nos pasa a lxs nikkei? Y hago la pregunta teniendo conciencia de que no estoy firmando mis posts con mi nombre real (aunque sí lo he hecho en otros lugares, escribiendo sobre esta temática).

Hago una invitación a lxs nikkei que quieran sumarse a la movida, por medio de un blog, una página en alguna red social, soporte de papel, etc., sea con sus nombres reales o con un nick para la ocasión.
Hace unos días nos contactamos, una nikkei de Perú y yo; y ella tuvo la idea de hacer una red virtual nikkei lgbt, mediante una página en facebook bajo el nombre nikkei g lgtb.
Qué lograríamos con hacernos visibles? Vivir sin temores esta forma de amar, que no es mejor ni peor, sino diferente, sin tener que desprendernos de los afectos creados dentro de la colectividad. Incluso, lo que no es moco de pavo, evitar el suicidio de más de un/a nikkei.
Si hay un 10 o 15% de la población mundial que no es heterosexual, a lxs nikkei nos tocará un poquito, ne?

jueves, 23 de septiembre de 2010

Día del Tintorero

Ayer fue el Día del Tintorero. Voy a evitar consideraciones sobre el género de este oficio, atribuido al varón. A los veintipico de años me tocó estar al frente de la tintorería familiar, con la única experiencia de haber colaborado en el negocio, de a ratos o part time, como en el caso de tantxs nikkei. Entre tantas anécdotas, recuerdo una, durante esos veranos al calor de la caldera y de la plancha. La clientela de tintorería es la misma (perfil socioeconómico mediante) que puede veranear todos los años, y nos depara un poco de ocio en el trabajo, más los correspondientes ajustes. Se racionaliza el uso de las máquinas, para ahorrar en gastos energéticos. Hacía unos treinta y ocho grados esa tarde en que se presentó un señor, pidiendo que la prenda que traía estuviera lista para el día siguiente. Me disculpé, y le di la explicación de que era inviable, haciendo gala de la mejor cortesía japonesa. Pero, los pectorales del señor cobraron turgencia, y su esternocleidomastoideo se tensó al mover la cabeza para hablarme desde un tres cuarto perfil derecho, con su mirada en contrapicada oblicua hacia mi escasa estatura. "¿Cómo que no se puede? ¡Quiero hablar con el patrón!", espetó. Yo había pasado de los treinta y ocho de sensación térmica a cuarenta y cinco grados a la sombra del cliente macho. "El patrón soy yo", solté.
Las disculpas del señor eran de una súbita vergüenza, dignas de todo tiempo pasado fue.
No sé bien por qué razón no usé la palabra "patrona", o "encargada", o "tintorera", pudiendo así haber mantenido mi sumisión de chica nisei. Al fin y al cabo, el cliente tiene siempre la razón; y, la cliente, algunas veces.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Mito urbano y articulaciones gastronómicas

- Se develó el misterio de la longevidad japonesa -le dije a laGaijin, mientras, perpleja, leía la noticia-. En Japón hay un escándalo porque parece que más de 230.000 ancianxs se murieron, y sus familias no lo habían declarado, para poder quedarse con la guita de la pensión.

-Ah! Al final, era un mito urbano... Bueno, basta de comer chancho, con algas y nabos.



Sentí que mis gándulas salivales se resentían ante la sentencia de laGaijin. Apenas, hace unas semanas, había conseguido que comiera una combinación de cerdo y algas konbu, y hasta admitió que le había gustado. Pero, ante esta noticia, sólo podré apelar al humor negro para que, a la hora de decidir el menú, no me recuerde el escándalo previsional.



Y, qué población tienen? -preguntó, como para estimar un perfil-

- Ciento veinte, o ciento treinta millones, creo...

- El porcentaje es bajo. Pero, también debe ser un mito eso de la honestidad y el honor, y todo eso. Con razón, vienen a acá, y se adaptan rapidito.



Se non e vero, e ben trovato.

Si hay algo que a laGaijin le revienta es mi adicción a las leyes de tránsito. Supongo que lo atribuirá a esa fama, desmerecida ahora, de rectitud nipona, y que en algún momento se me ocurrió adjudicársela a una ética lesbiana. Todavía, a veces, creo que no hay algo peor para la homofobia que toparse con una mujer con ética. Claro, que en medio de tanta deconstrucción, nos valemos de las mismas herramientas (y axiomas) que usa el falocentrismo anti-gay. Pero, volviendo a lo anterior, al chiste postescándalo, la comida es un punto básico.

Ya se instaló el sushi, y también el sashimi, aunque sea de la mano de otro escándalo, relacionado con las coimas en el Congreso. ¿Qué porvenir le espera al pobre sushi, confundido recurrentemente con el sashimi? Luego, otra vez, la comida jap fue noticia, y se instituyó como razón de ser de la longevidad jap, con capital en Okinawa, y ya se comen, descontroladamente, algas, tofu, etc. Todo esto, sin mencionar que apenas cayó el muro de Berlín la mayoría, y también mucha “izquierda caviar”, buscó una vana gratificación en su cuota del boom del gourmet que el capitalismo, ya carente de fantasma viajero, le convidaba para recuperar el recuerdo de un sustrato tan válido como el propio cuerpo.

Ideologías aparte, la Gaijin y yo somos clase media, y comemos todos los días. Parte de nuestra energía se va en discutir cuánto de carne, cuánto de verdura, cuánto de hidratos de carbono, con o sin fritura, en caldo o al horno. No es tan simple. Para creer que equilibramos la cuestión, oscilamos entre la cocina europea, la japonesa, y la criolla. Ella aprendió a aceptar que voy comiendo con un orden aleatorio, caprichoso, sin respetar il primo, il secondo, o la minestra. Yo tuve que aprender a paladear la vieja cocina francesa, con sus rituales de cocción de más de muchísimas horas, y el gusto salvaje de la liebre marinada en vino, sangre, y en su propio salvajismo. Sin contar la veces en que me mordí la lengua viéndola fusionar alegremente “mi” comida jap con lo que parecía terrorismo culinario; y, bancando bizarramente sus apreciaciones sobre la diferencia entre mis ravioles con tuco y los de su mamá.

¿Cómo la convenzo, ahora, de las bondades de la comida japonesa, más allá de la simple y práctica experiencia del gusto? ¿Qué teoría puedo esbozar, que compita con la dieta mediterránea (aunque se me hace que laGaijin sospecha que ahí se trataría de otro mito)? No nos queda más remedio que morir a tiempo, sin relación con lo que comamos.

Y, comer, sin que nos afecten las oscilaciones científicas de que esto o aquello nos va a proporcionar o a sustraer años de vida, fundamentadas en estadísticas que a veces faltan a la verdad.